martes, 24 de junio de 2014

Ayer, ¿¿comí ostras??


¿Recuerdas que cenaste ayer?


La amnesia (del griego ἀμνησία amnesia, olvido) es un trastorno del funcionamiento de la memoria, durante el cual el individuo es incapaz de conservar o recuperar información almacenada con anterioridad. 


Las causas de la amnesia son orgánicas o funcionales y directamente las asociamos con traumas, enfermedades o con el consumo de ciertas drogas, pero raramente buscamos su origen en el consumo de alimentos marinos como las ostras, siendo esta una de las causas de importante prevalencia.




"Mareas rojas"



Existen distintas especies de estas algas microscópicas, dinoflagelados principalmente, productoras de toxinas que  pueden pasar a los moluscos y peces que se alimentan de ellas. 



Son un problema sanitario serio cuando, por causas medioambientales, se producen crecimientos exponenciales en las poblaciones de dinoflagelados. Estos episodios, ligados a diversas condiciones ambientales, como temperatura del agua, insolación o disponibilidad de nutrientes, son difíciles de predecir, aunque se producen siempre en los meses del año no muy fríos. Sin embargo, son fáciles de observar, ya que la gran cantidad de organismos en el agua le presta color y reflejos rojizos visibles, formando las llamadas "mareas rojas”.





Estas toxinas son bastante termoestables, de modo que no son destruidas eficientemente por el procesado industrial ni por el cocinado. Sin embargo, cuando se procesan, los moluscos pueden disminuir mucho su toxicidad, al pasar gran parte de la toxina al líquido de cocción. Dependiendo de la toxina presente, se conocen distintos tipos de intoxicaciones.

La ASP o "intoxicación amnésica por ingestión de moluscos" debe su nombre a la pérdida de memoria a corto plazo que sufren los afectados. Identificada hace relativamente pocos años, tiene su origen en las propiedades tóxicas del ácido domoico.

Esta toxina, procedente de la diatomea Pseudo-nitzschia pungens puede encontrarse en peces y en crustáceos, además de en moluscos, y produce daños neurológicos que pueden ser severos y permanentes.

Una parte de la estructura del ácido domoico se parece a la del glutamato, por lo que puede unirse a los receptores cerebrales de este aminoácido. Su acción es mucho más potente, manteniendo abiertos los canales de calcio de las células y actuando como una excitotoxina.

La velocidad de detoxificación es muy variable, rápida en los mejillones, pero algunas especies, como la navaja del Pacífico, abundante en algunas zonas de la costa de América (Siliqua patula), pueden incluso acumular la toxina con niveles relativamente bajos de contaminación por diatomeas.

Las diatomeas productoras de ácido domoico también se encuentran en las costas españolas. Desde 1995 han tenido lugar varios episodios de toxicidad por ácido domoico, que han obligado a interrumpir la recolección de moluscos en zonas de Galicia y Andalucía. La diatomea identificada como responsable ha sido Pseudo-nitzschia australis.

La intoxicación que produce el ácido domoico puede afectar también a muchas otras especies animales, además de al hombre. De hecho, posiblemente el episodio real de ataque a personas por parte de cientos de pájaros enloquecidos, que tuvo lugar en Capitola, California, en 1961, y que inspiró una famosa película de Alfred Hitchcock, se debió a una intoxicación de los pájaros por ácido domoico presente en las anchoas que constituían su alimento. En 1998, también las anchoas contaminadas con ácido domoico produjeron la muerte a varios cientos de leones marinos en California.



Manifestación clínica

Esta intoxicación produce un cuadro de náuseas, vómitos y diarrea en un tiempo medio de 5,5 h. Pasadas 24 horas del consumo de mariscos aparecen síntomas neurológicos como cefalea intensa, visión borrosa, excitación, desorientación, pérdida del equilibrio, disminución de la capacidad de concentración y amnesia a corto plazo. Otros síntomas que pueden manifestarse son calambres abdominales, hipo, arritmias, hipotensión, convulsiones, dilatación pupilar, piloerección, hemiparesia, mutismo, muecas y labilidad emocional.

Especialmente en edad avanzada pueden evolucionar a confusión, coma y muerte.

 La letalidad de este cuadro es del 2%. Varios meses después de la intoxicación primaria, las víctimas siguen mostrando déficit crónico de memoria residual y de neuropatía motora o axonopatía.

Tratamiento

El tratamiento es sintomático y de soporte. No se conocen antídotos.

Si la víctima acude durante las primeras horas tras la ingesta se debe realizar un lavado gástrico con 2 L de una solución de bicarbonato sódico al 2%. Esta intervención se basa en la idea de que la acidez gástrica puede aumentar la potencia de las toxinas. Posteriormente se recomienda administrar carbón activado (50-100 g) debido a que estas sustancias tóxicas se unen al carbón.

La inducción del vómito no es recomendable por la rapidez en la aparición de incompetencia respiratoria.

Pacientes con cuadros clínicos compatibles con intoxicación por mariscos deben permanecer en observación hospitalaria, al menos 24 horas, debido a la rápida instauración de signos de gravedad durante las primeras horas.

Medidas preventivas

A nivel global todas las regiones deberían llevar a cabo a cabo una monitorización, con identificación de especies y de abundancia, bioensayos de toxicidad, recolección de datos meteorológicos y oceanográficos, mapeo de territorios para poder prever advertencia previa y para construir, probar y validar modelos matemáticos predictivos.

La intoxicación por mariscos puede prevenirse evitando el consumo de moluscos bivalvos potencialmente contaminados, especialmente en las zonas donde hay o ha habido recientemente "mareas rojas".

Para prevenir brotes de intoxicación, periódicamente se recogen y analizan muestras de moluscos en las zonas de cría. Cuando los niveles de toxinas sobrepasan los permitidos, estas zonas entran en cuarentena y se prohíbe la venta, sin esperar a la discoloración del agua. La vigilancia epidemiológica se fundamenta en detectar los niveles de toxina en mariscos. Actualmente, los programas preventivos se centran en evitar el consumo de marisco y no se dirigen hacia la eliminación del dinoflagelado productor de toxinas.

En conclusión, en el mar podemos encontrar numerosas fuentes de riqueda nutricional, pero no todas ellas están exentas de riesgos. Determinadas poblaciones de algas son productoras de toxinas, que se introducen en la cadena trófica y pueden llegar hasta el ser humano. Estas toxinas puenden producir severos daños neuronales manifestados en forma de amnesia y en ocasiones producir la muerte. 

Estas intoxicaciones no tienen antídoto y las toxinas son resistentes a al cocinado, por lo que debemos enfocarnos en la prevención. A la hora de consumir alimentos marinos tenemos que asegurarnos que su origen está controlado y certificado como libre de toxinas.




Fuentes consultadas:

Diersing, Nancy (May 2009). «Phytoplankton Blooms: The Basics». PDF. NOAA. Consultado el 24-08-2009.
«Harmful Algal Blooms: Red Tide: Home». www.cdc.gov. Consultado el 23-08-2009.
Goldfrank LR, ed. Goldfrank’s Toxicologic Emergencies. 9th ed. New York, NY: McGraw-Hill; 2011.


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