¿Recuerdas que cenaste ayer?
La amnesia (del
griego ἀμνησία amnesia, olvido) es un trastorno del funcionamiento de la
memoria, durante el cual el individuo es incapaz de conservar o recuperar
información almacenada con anterioridad.
Las causas de la
amnesia son orgánicas o funcionales y directamente las asociamos con traumas, enfermedades
o con el consumo de ciertas drogas, pero raramente buscamos su origen en el
consumo de alimentos marinos como las ostras, siendo esta una de las causas de importante
prevalencia.
"Mareas rojas"
Existen distintas
especies de estas algas microscópicas, dinoflagelados principalmente,
productoras de toxinas que pueden pasar
a los moluscos y peces que se alimentan de ellas.
Son un problema sanitario
serio cuando, por causas medioambientales, se producen crecimientos
exponenciales en las poblaciones de dinoflagelados. Estos episodios, ligados a
diversas condiciones ambientales, como temperatura del agua, insolación o
disponibilidad de nutrientes, son difíciles de predecir, aunque se producen
siempre en los meses del año no muy fríos. Sin embargo, son fáciles de
observar, ya que la gran cantidad de organismos en el agua le presta color y
reflejos rojizos visibles, formando las llamadas "mareas rojas”.
Estas toxinas son bastante termoestables, de modo que no son destruidas eficientemente por el procesado industrial ni por el cocinado. Sin embargo, cuando se procesan, los moluscos pueden disminuir mucho su toxicidad, al pasar gran parte de la toxina al líquido de cocción. Dependiendo de la toxina presente, se conocen distintos tipos de intoxicaciones.
La ASP o "intoxicación amnésica por ingestión de moluscos" debe su nombre a la pérdida
de memoria a corto plazo que sufren los afectados. Identificada hace
relativamente pocos años, tiene su origen en las propiedades tóxicas del ácido
domoico.
Esta toxina,
procedente de la diatomea Pseudo-nitzschia
pungens puede encontrarse en peces y en crustáceos, además de en moluscos,
y produce daños neurológicos que pueden
ser severos y permanentes.
Una parte de la
estructura del ácido domoico se parece a la del glutamato, por lo que puede
unirse a los receptores cerebrales de este aminoácido. Su acción es mucho más
potente, manteniendo abiertos los canales de calcio de las células y actuando
como una excitotoxina.
La velocidad de detoxificación es muy variable, rápida en los mejillones, pero algunas especies, como la navaja del Pacífico, abundante en algunas zonas de la costa de América (Siliqua patula), pueden incluso acumular la toxina con niveles relativamente bajos de contaminación por diatomeas.
Las diatomeas
productoras de ácido domoico también se encuentran en las costas españolas.
Desde 1995 han tenido lugar varios episodios de toxicidad por ácido domoico,
que han obligado a interrumpir la recolección de moluscos en zonas de Galicia y
Andalucía. La diatomea identificada como responsable ha sido Pseudo-nitzschia australis.
La intoxicación
que produce el ácido domoico puede afectar también a muchas otras especies
animales, además de al hombre. De hecho, posiblemente el episodio real de
ataque a personas por parte de cientos de pájaros enloquecidos, que tuvo lugar
en Capitola, California, en 1961, y que inspiró una famosa película de Alfred
Hitchcock, se debió a una intoxicación de los pájaros por ácido domoico
presente en las anchoas que constituían su alimento. En 1998, también las
anchoas contaminadas con ácido domoico produjeron la muerte a varios cientos de
leones marinos en California.
Manifestación
clínica
Esta intoxicación produce un cuadro
de náuseas, vómitos y diarrea en un tiempo medio de 5,5 h. Pasadas 24 horas del
consumo de mariscos aparecen síntomas neurológicos como cefalea intensa, visión
borrosa, excitación, desorientación, pérdida del equilibrio, disminución de la
capacidad de concentración y amnesia a corto plazo. Otros síntomas
que pueden manifestarse son calambres abdominales, hipo, arritmias,
hipotensión, convulsiones, dilatación pupilar, piloerección, hemiparesia,
mutismo, muecas y labilidad emocional.
Especialmente en
edad avanzada pueden evolucionar a confusión, coma y muerte.
La letalidad de este cuadro es del 2%. Varios meses después de la intoxicación primaria, las víctimas siguen mostrando déficit crónico de memoria residual y de neuropatía motora o axonopatía.
La letalidad de este cuadro es del 2%. Varios meses después de la intoxicación primaria, las víctimas siguen mostrando déficit crónico de memoria residual y de neuropatía motora o axonopatía.
Tratamiento
El tratamiento es
sintomático y de soporte. No se conocen antídotos.
Si la víctima
acude durante las primeras horas tras la ingesta se debe realizar un lavado
gástrico con 2 L de una solución de bicarbonato sódico al 2%. Esta intervención
se basa en la idea de que la acidez gástrica puede aumentar la potencia de las
toxinas. Posteriormente se recomienda administrar carbón activado (50-100 g)
debido a que estas sustancias tóxicas se unen al carbón.
La inducción del
vómito no es recomendable por la rapidez en la aparición de incompetencia
respiratoria.
Pacientes con
cuadros clínicos compatibles con intoxicación por mariscos deben permanecer en
observación hospitalaria, al menos 24 horas, debido a la rápida instauración de
signos de gravedad durante las primeras horas.
Medidas
preventivas
A nivel global todas las regiones deberían llevar a cabo a cabo una monitorización, con identificación
de especies y de abundancia, bioensayos de toxicidad, recolección de datos
meteorológicos y oceanográficos, mapeo de territorios para poder prever
advertencia previa y para construir, probar y validar modelos matemáticos
predictivos.
La intoxicación
por mariscos puede prevenirse evitando el consumo de moluscos bivalvos
potencialmente contaminados, especialmente en las zonas donde hay o ha habido
recientemente "mareas rojas".
Para prevenir
brotes de intoxicación, periódicamente se recogen y analizan muestras de
moluscos en las zonas de cría. Cuando los niveles de toxinas sobrepasan los
permitidos, estas zonas entran en cuarentena y se prohíbe la venta, sin esperar
a la discoloración del agua. La vigilancia epidemiológica se fundamenta en
detectar los niveles de toxina en mariscos. Actualmente, los programas
preventivos se centran en evitar el consumo de marisco y no se dirigen hacia la
eliminación del dinoflagelado productor de toxinas.
En conclusión, en el mar podemos encontrar numerosas fuentes de riqueda nutricional, pero no todas ellas están exentas de riesgos. Determinadas poblaciones de algas son productoras de toxinas, que se introducen en la cadena trófica y pueden llegar hasta el ser humano. Estas toxinas puenden producir severos daños neuronales manifestados en forma de amnesia y en ocasiones producir la muerte.
Estas intoxicaciones no tienen antídoto y las toxinas son resistentes a al cocinado, por lo que debemos enfocarnos en la prevención. A la hora de consumir alimentos marinos tenemos que asegurarnos que su origen está controlado y certificado como libre de toxinas.
Fuentes consultadas:
Diersing, Nancy (May 2009). «Phytoplankton Blooms:
The Basics». PDF. NOAA. Consultado el 24-08-2009.
«Harmful Algal Blooms: Red Tide: Home». www.cdc.gov.
Consultado el 23-08-2009.
Goldfrank LR, ed. Goldfrank’s Toxicologic Emergencies. 9th
ed. New York, NY: McGraw-Hill; 2011.
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