sábado, 21 de junio de 2014

RELACIÓN ENTRE EL SUEÑO Y LA ALIMENTACIÓN



La asociación de dos conductas que participan en el balance energético y que no pueden coincidir temporalmente, el sueño y la ingesta alimentaria, ha llevado a estudiar las relaciones existentes entre el control de ambas y su participación en la homeostasis enérgica.

De esta manera, se han estudiado sustancias que actúan tanto en el sistema nervioso central como en el tracto digestivo, así como el impacto de nutrientes que pueden inducir o alterar el ritmo del sueño, por su conversión en otras sustancias a nivel central.

A finales de los setenta, Danguir y Cols iniciaron la investigación de las bases fisiológicas de la asociación entre el sueño y la alimentación, lo que abrió un nuevo campo de estudio que se actualiza cada día.

Acciones de los nutrientes sobre el sueño

La cantidad de alimento ingerida parece estar muy relacionada con la duración del sueño. Las bases fisiológicas de esta relación se asientan en la acción de los neuropéptidos a nivel de la regulación del sueño y de la saciedad, aunque aún sea un tema controvertido y todavía con resultados contradictorios.

Proteínas

La ingesta de una comida rica en proteínas y, en especial aquellas que tienen concentraciones altas de triptófano, parecen mejorar el sueño y la respuesta conductual de alerta tras el sueño.
El ingreso de triptófano, precursor de la serotonina, a nivel cerebral, depende de los nutrientes que influyen en la capacidad de establecer un cambio en la ratio entre triptófano y otros aminoácidos neutros a nivel plasmático.

La serotonina entre otras funciones promueve la regulación del sueño y los procesos cognitivos. Normalmente los trastornos del sueño suelen ser atribuidos a deficiencias de serotonina. Y el incremento de triptófano en plasma se ha relacionado con una mejoría de la capacidad del cerebro para favorecer el estado de alerta la mañana siguiente a una noche de sueño, que se debe a una mejor calidad del sueño y al consiguiente descanso del organismo.

Grasa

En experimentos de restricción del sueño se ha observado que el sueño fragmentado se asocia con niveles de indicadores de riesgo cardiovascular elevados y de trastornos relacionados con el estrés. Entre estos indicadores se encuentra el perfil lipídico y, en particular, las lipoproteínas de baja densidad.
Aunque no hay evidencia concluyente de que exista una relación directa entre la ingesta de grasas y el sueño, parece que un efecto tardío de una inadecuada ingesta afecta a la salud en general y al sueño en particular.

Hidratos de carbono

Se ha comprobado que la latencia del sueño REM se incrementa de forma significativa cuando los individuos consumen una dieta limitada de hidratos de carbono. Además, se ha sugerido que la ingesta de hidratos en la dieta modifica el nivel de triptófano en el cerebro.
Se ha comprobado también que dietas con menor cantidad de hidratos de carbono y de mayor índice glucémico, al ser consumidas al menos 4 horas antes de acostarse, pueden favorecer el sueño, tanto en cuanto al periodo de latencia para conciliarlo como en cuando a la calidad del mismo.

Acciones directas de ciertos alimentos sobre el sueño

CAFÉ-cafeína

Los niveles altos de cafeína estimulan el SNC, incrementando el estado
de alerta e impidiendo el sueño, haciendo el flujo de pensamiento más rápido y claro y mejorando la coordinación corporal.
Diversos estudios han demostrado que la cafeína incrementa el intervalo de tiempo requerido para conciliar el sueño y disminuye la duración del período del mismo. El uso excesivo y a largo plazo de la cafeína puede originar alteraciones psiquiátricas, entre las que se encuentra el llamado trastorno del sueño.

CACAO-teobromina

La teobromina es parte de las metilxantinas al igual que la teofilina y la cafeína.
La teobromina se ha asociado a un aumento de la frecuencia cardíaca, pérdida del apetito, inducción de estado de alerta con dificultad para conciliar el sueño y alteraciones en la ingesta.

“Los refrescos y el Red Bull en exceso reducen el desarrollo del cerebro”

Un estudio apoyado por la Fundación Suiza de Ciencia Nacional (SNSF) asegura que el consumo de cafeína ha aumentado en un 70% debido a que antes era costumbre no dejar a los niños consumir cafeína.
Los humanos especialmente durante la pubertad muestran intensos patrones de sueño, momento en que sus cerebros maduran más rápido.

Por ello los científicos se han encargado de explorar los efectos en ratones y comprobaron que los cerebros de los roedores se retrasaron y además se llegó a la conclusión de que el consumo de entre 3 y 4 tazas de café en humanos conseguía la reducción del sueño profundo además del retraso en el desarrollo del cerebro.

Como conclusión cuando se hace una valoración del efecto de la alimentación sobre el desarrollo de la somnolencia, se evidencia que ésta aumenta con la ingesta de alimentos grasos y con alto contenido de hidratos de carbono, mientras que este efecto no se presenta cuando la ingesta se basa en alimentos ricos en proteínas. Pero las bases fisiológicas continúan siendo investigadas. Además el exceso de cafeína puede contribuir al denominado trastorno del sueño y a un retraso en el desarrollo del cerebro en humanos durante la etapa de la pubertad.

  • Los refrescos y el Red Bull en exceso reducen el desarrollo del cerebro. Publicado el 28 septiembre 2013. RT Actualidad/Ciencia. Encontrado en:

  •   Medicina del sueño: enfoque multidisciplinario. Jose Luis Velayos. Buenos Aires; Madrid; Médica Panamericana, 2009. ISBN 978-84-7903-993-6.
  • Imágenes: 
http://www.enbuenasmanos.com/articulos/muestra.asp?art=1113
http://es.uva.org.ar/index.php/proteinas/









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