El
alcohol es un potente tóxico que puede llegar a tener un impacto muy negativo
sobre la salud. En 2012 la OMS publicó un informe en el que apuntaban a que el alcohol es una de las tres prioridades
en salud pública, siendo la tercera causa de enfermedad y muerte prematura en
el mundo, encontrándose por delante, incluso, del tabaco.
Los
efectos del consumo agudo de alcohol sobre el sistema nervioso son más que
evidentes. Los síntomas dependen de la concentración de alcohol que se alcance
en la sangre. A medida que los niveles séricos de alcohol empiezan a subir, el
individuo presenta una primera fase de relajación, desinhibición y euforia
debida a una híper-excitabilidad del córtex cerebral. A esta primera fase le
sigue una fase de intoxicación caracterizada por descoordinación, desequilibrio
y ataxia. Si la intoxicación continúa puede
derivar en síndrome confusional y cerebeloso que cursa con somnolencia,
nauseas, vómitos, cefaleas, pudiendo llegar incluso a un estado de coma más o
menos profundo y finalmente, en estados de intoxicación etílica extrema a shock
cardiovascular, con parada cardio-respiratoria y muerte.
Alteración a nivel de neurotransmisores y
receptores
El
consumo agudo de alcohol produce alteraciones de diversos neurotransmisores y
receptores que son los responsables de
varios de los efectos mencionados.
Los
principales neurotransmisores afectados son la dopamina, serotonina,
endorfinas, GABA (ácido gamma aminobutírico) y glutamato. Entre los receptores
se encuentran el GABA A, los receptores glutamaérgicos (NMDA) y el receptor
5-HT 3.
El GABA es un neurotransmisor de carácter inhibitorio,
es decir, dificulta la producción del potencial de acción de las neuronas. El alcohol
se une a los receptores GABA A en un punto diferente al GABA de forma que éste
queda unido al receptor por más tiempo enviando un mensaje inhibidor. Esto
tiene un efecto calmante sobre el SN y entorpece el pensamiento. El cerebelo
controla las funciones motoras y contiene muchos receptores GABA, de forma que
en presencia de alcohol se reduce el control motriz.
El
consumo crónico de alcohol produce tolerancia, ya que disminuye el número de
receptores GABA, de forma que se necesita más cantidad de alcohol para producir
los mismos efectos. Los síntomas de
abstinencia se pueden explicar por la pérdida de los efectos inhibitorios,
combinado con la deficiencia de receptores GABA.
El glutamato es el neurotransmisor
excitante más importante en el cerebro y tiene un papel muy importante en los procesos
de memoria y cognición. El alcohol se une a los receptores del glutamato, de
forma que impiden que este se una a su receptor, reduciendo la neurotransmisión
glutaminérgica excitatoria. Como consecuencia disminuye la capacidad de memoria
y la habilidad para dirigir acciones (que se llevan a cabo en el hipocampo). El
consumo crónico de alcohol también provoca tolerancia ya que se bloquean los
receptores de glutamato, provocando que se sinteticen más receptores
adicionales.
El
consumo agudo de alcohol produce una gran liberación
de dopamina que fluye al centro de refuerzo del cerebro, produciendo
sensación de placer y euforia. Esta sensación es la que resulta altamente
adictiva.
También
estimula el sistema neurotransmisor de
serotonina que interviene en la regulación del estado de ánimo, los ciclos
sueño-vigilia y la conducta emocional, contribuyendo a los síntomas de
bienestar provocado por el consumo inicial de alcohol.
El
alcohol estimula la liberación de
beta-endorfinas, que son unos tipos de opioides endógenos que participan en
funciones relacionadas con la regulación del
dolor y la neurobiología de las adicciones. Así, estos opioides
endógenos contribuyen en gran medida a la sensación placentera que produce el
consumo de alcohol y al establecimiento y consolidación de los mecanismos de
adicción.
Como
conclusión podemos afirmar que el consumo agudo y crónico de alcohol produce un
gran impacto en las funciones del sistema nervioso central cuyas consecuencias
pueden llegar realmente grave. La recomendación es siempre moderar al máximo su
consumo.
Fuentes consultadas:
El alcohol
afecta a la neurotransmisión cerebral. Revista Adicción y Ciencia ISSN:
http://www.adiccionyciencia.info/rodriguez.html
Alcohol y sistema nervioso central. http://www.alcoholinformate.org.mx/saborsaber.cfm?articulo=215
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